viernes, 6 de noviembre de 2009

Jesús (Concurso Bellver de Relatos Breves)

Jesús trabaja en un parking de una céntrica calle de una provinciana ciudad.
Por antigüedad es el encargado y siempre trabaja en turno de mañanas. Matías, su compañero del alma durante 15 años, cubre las tardes.
Matías tuvo una enfermedad de pequeño que lo dejó cojo y con espesas secuelas psicológicas. No se le conoce pareja y su soledad parece gustarle. Cuando no trabaja, acude igualmente al parking a pasar su tiempo libre. Bueno, el bar de al lado es también destino preferente; con un poco de alcohol en sangre el gris vira a amarillo.
Jesús está “fuerte”. Un trabajo sedentario, poca afición al deporte y mucha afición al gorrino y al pan le impiden ver sus propios pies.
- “Te estás malogrando”, le asestó Pepe mientras abonaba su estancia en el parking.
- “Ya lo sé. Llevo tiempo pensando en hacer algo al respecto, pero…”.
- “Yo voy a clases de spinning y estoy encantado”.
- “¿Espiqué?”.
- “Si hombre, esas bicicletas estáticas en las que pedaleas al ritmo de la música disco, mientras un monitor sudado te insulta para motivarte”.
- “No sé. La música disco no me gusta, y para insultos ya tengo a mi mujer cuando se enfada conmigo”.
- “Un día vienes y pruebas”.
- “Vale”.

Ahora va todos los días. Al salir tiene las endorfinas como locas y puede sentir los límites de su propio cuerpo por primera vez en la vida.

Esta mañana no hay nadie en la caseta. Los coches se amontonan y la impaciencia se apodera de los conductores, prestos a hundir la mano en el volante para hacer sonar el claxon.
Alguien da la voz de alarma, han encontrado a Jesús inconsciente en el piso de abajo. La protesta se transforma en silencio cauto y expectante.
Jesús ha muerto esta mañana como había vivido, entre coches. Un infarto lo ha tendido sobre algunas de las eternas manchas de aceite del suelo del parking.
¿Qué hará su compañero Matías ahora los días libres?

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