viernes, 22 de abril de 2011

Aprendemos rápido y bien

Cuentan las crónicas que en un encuentro de ministros de la Unión Europea celebrado en Francia, el ministro francés invitó al español a cenar en su casa a unos kilómetros de París. La casa, situada en pleno campo encima de una loma desde la que se podía ver la capital, tenía unos 800 m2 construidos, jardín exquisítamente cuidado, estanque con peces de colores y patos, invernadero con plantas endémicas, un lujoso todo terreno en la puerta, muebles suntuosos y hasta casa para el servicio (tres personas siempre a su disposición).
- No vives mal. Y antes eras profesor de universidad. ¿De dónde ha salido todo esto?
- ¿Ves aquella autopista?
-respondió el francés.
- Si.
- Pues eso, un poco de aquí, un poco de allá. Ya sabes -dijo mientras adoptaba la posición del "egipcio".

Dos años más tarde, la cumbre se celebraba en España. Atendiendo las más elementales normas de cortesía, el ministro español invitó a su homólogo francés a cenar en su humilde morada, una mansión de 1500 m2 con piscina, lago artificial con una familia de Pejesapo Psicodélico, faisanes, cuadra de caballos con 4 bellos equinos, un jardín zen con plantas traídas de Japón, un par de coches de lujo, un helipuerto y un pequeño parque temático para los niños y sus amigos. La casa de servicio, a unos 300 mts. de distancia albergaba una corte de 8 personas a su disposición las 24 hrs. del día.

- Chico, tu tampoco vives mal. Cuando empezaste en esto de la política tenías un poco de patrimonio familiar, pero esto es demasiado. ¿Cómo lo has conseguido?
- Ves aquella autopista
-dijo el prócer español señalando lontananza.
- No -respondió el francés.
- Pues eso.

martes, 5 de abril de 2011

Son ciclos, no podemos hacer nada

Nos costó un poco asimilar la enseñanza, somos un poco duros de mollera. Cientos de años para darnos cuenta de que "Sapientia quae sola libertas est" (Lucio Anneo Séneca), pero al fin lo logramos. Y lo adaptamos a nuestra idiosincrasia. Que si esas nubes presagian cambio de tiempo, que si el frío hará que el escarabajo manchego no llegue a la costa y la cosecha de tomates será buena, que si más vale pájaro en mano que ciento volando. En fin, la "sapientia" elevada a la categoría de refrán o de sentencia ineludible. Tan cómodos como siempre y tan satisfechos como nunca. Lo hemos logrado!
Hasta que, no hace mucho -algo más de cien años-, llegaron ecos de otras latitudes que venían a decir otra cosa. "Arbeit macht frei", oíamos. Al principio, como no lo entendíamos, no había problema, sigamos con lo nuestro, como quien oye llover. Pero, amigo, llegó la traducción y se nos desmontó el tenderete. Mucho tiempo cultivando la "sapientia" y ahora resulta que se trata del "arbeit". ¿En qué quedamos? No me jodas que voy a tener que cambiar ahora. Esto del cambio no va con el carácter patrio.
Esta situación creó una suerte de ansia viva entre la población que, un tanto desorientada, buscaba una solución al conflicto creado. Y lo encontró. Se dijo a sí misma que no podía ser cierto, y se inventó la actividad especulativa -no hace falta diccionario- mientras pasaba el temporal. "¿Arbeit?" Unos cojones! Esperemos y se les pasará. Política, inmobiliaria, social, económica, laboral, cultural,... a especular sin piedad que la vida son dos días.
Y así estamos, esperando que pase el ciclo que nos devuelva a la "sapientia", de forma que podamos volver a vender sangría y paseos en burro sin otro esfuerzo que poner la mano al final del acto. Eso si, con dignidad cazurra y mirando por encima del hombro.
En fin, que no se trata de una crisis, se trata de un ciclo que, como todos, pasará. No hace falta que hagamos nada, total, es lo que hemos hecho siempre.