sábado, 20 de noviembre de 2010

Relaciones bilaterales

Un conocido anuncio de televisión -que peligrosa es a veces la publicidad- me ha dado una buena idea. Me he convertido en república independiente. Si, yo, no mi casa. No es que viva en un espacio muy grande, pero tener que presidir una república que abarca toda la superficie de la vivienda, con mi señora y sus ideas transitando por ella, se me antoja una labor muy difícil, quizá imposible.
Así que, ni corto ni perezoso, he fundado la República Independiente de Angel Aragón. Como ya tengo Constitución -la llevo redactando desde después de los azotes-, estoy pensando que la primera acción que voy a emprender es la de establecer relaciones bilaterales con España. Hay que llevarse bien con los países vecinos, aunque no creáis que este me inspira mucha confianza.
En primer lugar, es un país de inoperantes que siempre le echa la culpa de todo al remero. No hay metedura de pata que no se salde con un inocente lapidado o un infeliz vilipendidado. Eso de asumir responsabilidades no es genéticamente apropiado. Temo que los ciudadanos responsables -que los hay- terminen pidiéndome asilo político; no tengo mucho sitio en mi habitación y descarto campos de refugiados en el salón, que lo ponen todo perdido.
En segundo lugar, cuando dan su palabra no tienen el más mínimo reparo en hacer lo contrario. Le dan el mismo valor que a los cromos repetidos. Con ceñirse a los tópicos interiorizados como correctos todo arreglado. Y hay de aquel que se manifieste en contra. ¿Y si un día se me ocurre dudar de los beneficios de comer gazpacho? Seguro que me envían la Brigada Acorazada Brunete entera para obligarme al retracto. Con dos cojones. Creo que después de lo de Perejil se les han subido los humos.
Por otro lado, no les va bien la economía. Leo que tienen un pesado déficit, alta tasa de paro y pocas perspectivas de bondades financieras para los próximos años. A ver si voy a sufrir una oleada de emigrantes en busca de una mejor vida. Dispongo de un mercado laboral muy reducido y, a lo sumo, trabajadores puedo absorber uno o ninguno. Al menos de momento.
Lo que está claro es que no puedo cerrar fronteras y desentenderme. Como soy una minúscula república, dependo de ellos para muchas cosas. ¿Dónde voy a comprar el pan payés que tanto me gusta?, ¿qué hago con mi moto si no la puedo mover?, ¿qué pasará con el suministro de agua y electricidad? Y lo que es peor, ¿con quién discuto yo ahora?
Qué dilema.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Sr. Director

Juanjo ha tenido hoy un buen día de trabajo como director de sucursal bancaria. Su gran día. El último del trimestre y ha conseguido superar los objetivos marcados por la Dirección General. Trabaja y se desvive por la empresa, Caja Asaltalia. Tal como está las cosas, a ver si nos!, que diría mi peluquera.
La última operación ha salido redonda. Comisión y favor de los jefes, chico, redondo. Es un fiera, y todas esas cosas. Ha colocado dos hipotecas de golpe.
Wilson Alfredo siempre ha querido comprarse un piso. Lleva 10 años en España y a base de sacrificios ha logrado ahorrar unos miles de euros con los que embarcarse en la siempre incierta aventura de hipotecarse hasta las cejas.

- Buenos días, soy Juan José L., director de esta sucursal. Me informan de que viene ud. a solicitar una hipoteca. Hablemos.
- En efecto señor, mi nombre es Wilson Alfredo D. y quería que me informara sobre ello.
- ¿Puedo tutearte Wilson? Estás en el lugar adecuado. Tenemos lo que buscas.


Una hora después, Wilson sale de la sucursal con la hipoteca confirmada y opción a una segunda para su hermana, también en trance. Wilson trabaja en una empresa de reparto y su hermana en una de telemarketing; cobran 900 y 1000 euros respectivamente. El ínclito, honesto y razonable banquero tiene una fórmula para conseguir dos en una, pasando por encima de las inspecciones del Banco de España. Magia potagia, que decíamos antaño melonar.
Wilson ha cumplido su sueño. Un magnífico tercer piso sin ascensor y con poca luz en un barrio popular de la ciudad. 350000 euracos del ala, pero no te preocupes, mañana valdrá mucho más.
La empresa de Wilson ha realizado un expediente de regulación de empleo. Ya no hay nada que repartir, y todos sabemos que "nada" se reparte solo. Lo peor es que no logra encontrar un trabajo nuevo. Tres hijos pequeños y embargo a la vista. Sin compasión, mala consejera.
Debe la mitad del piso según tasación, las costas judiciales del deshaucio, los intereses y las costas judiciales del procedimiento contra sus avalistas -hermana y cuñado, como siempre-. Por no hablar de otras minucias. Si consiguiera trabajo le embargarían el sueldo. No le queda absolutamente nada. Jamás podrá pagar la deuda.
Caja Asaltalia ha siso absorbida por otra entidad menos rigurosa en sus operaciones, la susursal de Juanjo será cerrada. Le proponen el traslado a otra, a 90 km. de casa en un pueblucho de mierda. Con lo que he trabajado por la caja y así me lo pagan, etcétera.
Al final se consuma el axioma empresarial de que éxitos pasados no garantizan promociones futuras. Ahora Juanjo trabaja allí, jodido pero no tanto como Wilson.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Snoring Stopper


Lo de la mortaja ya lo inventé hace tiempo. Me ponía un pañuelo desde la
barbilla hasta la coronilla, bien anudado arriba, y a dormir, y a dejar dormir. Por lógica.
He de reconocer que restaba intensidad y cantidad a mis ronquidos, pero era bastante incómodo. Por no hablar de la sensación que te produce al verte en el espejo, amortajado en vida. Y aunque hayas hecho desaparecer todos los espejos de la casa, la sensación permanece. Te encuentras raro, como fuera de lugar. ¿Quizá debería estar vagando con el resto de ánimas amigas, en vez de cultivar la cara de gilipollas?
Ahora inventan un remedo de brida dudosamente estética para sustituir al pañuelo de toda la vida. A pesar de esa carga de diseño, el resultado se antoja tan incierto como el del prehistórico objeto textil.
Para amortizar tan conspicuo objeto se me ocurre incorporarlo a las -ya escasas- sesiones de juegos erótico-festivos, con señora propia o ajena. Te haces con un complemento para la boca (brida completa) y a hacer de caballo percherón. A cuatro patas y con ella -o él- encima profiriendo gritos de "caoboi". Inenarrable.
Mejor me lo compro más adelante.