miércoles, 16 de diciembre de 2009

La zapatería de tío Antonio

La zapatería de tío Antonio conserva atributos de épocas pasadas, con vigas vistas, estanterías de madera y suelos de tarima chirriante. Los sillones estilo capitoné, los espejos barrocos y los mostradores de forja complementan el acogedor espacio.

La zapatería de tío Antonio siempre ha sido un centro de vida social. Al estar situada en el centro de la ciudad, es lugar de paso, y de visita casi obligada para todo aquel ávido de conversación intranscendente y descriptiva, o viceversa. Lo importante es compensar lo poco que se ve con lo mucho que se oye, como en todas las ciudades pequeñas.
Cuando coinciden gentes que no se conocen, tío Antonio los presenta con la noble y atroz intención de que las relaciones personales avancen más allá de la mirada indiferente.

La zapatería de tío Antonio tiene ahora fuerte competencia, además de desigual. Dos grandes superficies (así llamadas eufemísticamente), grandes –insisto-, cómodas, anodinas y con parking –ostras!-. Además de alimentación, venden zapatos y todo lo que pueda satisfacer nuestras necesidades. Según estadísticas, tan fiables como otras estadísticas, nuestro consumo “necesario” ha aumentado un 50% el los últimos años, casualmente la cantidad de empleados que, sobre el total de la plantilla, ha tenido que despedir muy a su pesar tío Antonio.

La zapatería de tío Antonio ya no existe. El local se lo han quedado unos chinos para montar una tienda de zapatos, paradojas de la vida. Como los chinos no hablan muy bien el castellano, la vida social se ha reducido considerablemente. Han cambiado el mobiliario, y la decoración es inexistente, no cabe!
Ah, y las vigas las han tapado.

1 comentario:

  1. Que buenos recuerdos del tio Antonio, esta entrada si me ha gustado y no es un tostón... :-)

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